Traditional wines
Vinos a la antigua usanza, sin levaduras añadidas, sin ni siquiera adición de tartárico, vendimiados a mano, prensados en prensa manual.
Organic and low footprint wines
Abonado orgánico (cobre y azufre) como método de manejo de plagas, como se hacía en tiempos de la Hispania romana. Intervención mínima para que los vinos expresen el terruño y el alma de la zona.
Etnographic wines
Investigando y recuperando variedades y métodos de nuestros tatarabuelos, como el vino ‘Supurao’, un vino ancestral, único, irrepetible.
Con una amplia gama de vinos (aproximadamente 11 vinos diferentes) que expresan la tipicidad y singularidad del terreno, Miguel empieza a ser reconocido por grandes críticos como el Wine Master Tim Atkin que en 2018 lo nombró “Joven enógolo/viticultor revelador”. Igualmente en restauración y estrellas Michelin sus caldos son valorados, al igual que por las personas que nos visitan y prueban el fruto de nuestro trabajo y esfuerzo.
Con el Supurao como buque insignia y ya establecido, tímidamente Miguel empieza a elaborar otros vinos. Vinos frescos, de terruño, representativos de una zona casi marginal de producción de vinos tintos de calidad en la Rioja.
Mucho trabajo, esfuerzo e ir contra corriente tanto en el ámbito familiar…todos querían una vida mejor para su hijo, el campo es muy duro! Burocráticamente, también era hacer algo que no se había hecho. Hasta que en ese año el Supurao se proclamó como el gran ganador del Only Wine 2014 en el Basque Culinary Center en una cata a ciegas en las que participaban muchas grandes y reconocidas bodegas. El Supurao conseguió finalmente ser reconocido como DOCa Rioja. Primer y único Supurao de la historia bajo la Denominación Rioja.
La primera añada del Supurao que salió al mercado fue 2012 pero hasta dos años después no pudo llevar el sello de la DOCa Rioja. El Supurao era un vino tradicional de los pueblos de Rioja que se había olvidado, sólo quedaba la tradición oral y nada pautado por el Consejo Regulador.
Miguel Martínez llegó al vino desde la etnografía. En el verano de 2005 ayudó a restaurar los neveros situados en lo alto de la sierra Moncalvillo, lo que le hizo retomar el contacto con la zona y sus tradiciones y comenzar a investigar sobre el verdadero valor que tienen los pueblos.
La historia del Supurao le fascinó hasta el punto de convertirse en productor.